¿Engañamos o nos sinceramos?

Engaño o sinceridad

Los dos conceptos que vamos a abordar hoy están basados en las reglas del juego de una sociedad en la que, al no poder ver, saber, percibir o ponerte directamente en la piel y en la psique de las otras personas, es difícil, en muchos casos, distinguir el uso de uno de ellos respecto al otro.

¿Por qué es tan sencillo que se engañe a la opinión pública respecto a cualquier tema, solo por el hecho de saber usar unas técnicas que se basan en la forma en la que el ser humano decodifica la realidad? ¿Por qué se usa el engaño como un arma de manipulación para conseguir objetivos que no se pueden conseguir siendo sinceros?

Una cualidad elevada vs un mecanismo del ego

En general, la sinceridad, como “arquetipo”, es una cualidad del espíritu, del ser, del Yo Superior, de aquello a cómo llaméis a las partes más elevadas del ser humano, que manifestada en la personalidad, otorga un comportamiento noble y elegante, directo, alineado con la verdad de esa persona (o de ese ser) a la hora de entenderse con los demás.

El engaño, por el contrario, es un mecanismo de defensa y gestión de la realidad del ego, que tiene por objetivo conseguir todo lo que necesita para sus propios intereses de la manera que considere conveniente. Puesto que el programa ego tiene por particularidad y programación ver todo y a todos como separados y diferentes a si mismo, no tiene problema en crear los diferentes Yos, patrones y programas de la personalidad que usarán el engaño como una de las múltiples formas de gestión de las situaciones encontradas a diario en la sociedad actual, mientras que, en el otro extremo, nuestro ser,  etc., al ver a todos siendo parte de todos, y saber que todos estamos conectados con todos, tiende a decantarse siempre por la vía directa de la sinceridad para aquello que necesita, ya que solo siendo claro con aquellos a los que se percibe (desde otros niveles de consciencia), como parte de uno mismo (en otros niveles de existencia), se hace sencillo y alineado con las leyes y procesos que rigen la vida el gestionar esa misma realidad y existencia.

Alineación con el arquetipo “verdad”

Así, el engaño no está alineado con el arquetipo de la verdad, la energía pura que define este concepto, que existe como tal a niveles mentales y causales. Por lo tanto, el engaño genera, y pone en marcha, situaciones de causa y efecto que se moverán con la misma energía y en la misma dinámica, y que, una vez puestas a rodar, ya no hay quien pare las bolas que se crean. Así, el engañador en algún momento será engañado, causa y efecto, pero no sabrá que recibe el engaño porque en algún momento engañó, simplemente maldecirá a quien le ha engañado, proceso que, seguramente, viene porque en otra situación anterior quien le engañó fue también engañado a su vez, y esto se remonta al inicio de los tiempos. La sociedad, de esta manera, vive tratando de obtener lo que sea como sea, sutilmente en la mayoría de los casos, en otros a gran escala y con engaños masivos, pero siempre es una cuestión de ego y personalidad, no del ser o Yo Superior o niveles elevados de consciencia.

La sinceridad, por otro lado, también nos dicen que no siempre es buena, ya que el receptor de esos brotes de sinceridad que todos tenemos a veces, no sabe encajar, no puede decodificar o no acepta este tipo de comunicaciones en formato “verdad”, que el emisor le comunica. Por supuesto, ese formato “verdad” es la verdad del emisor, que no tiene por qué coincidir con la suya, pero aun así no hay engaño inducido, premeditado o subyacente en la comunicación. En muchos de estos brotes de sinceridad, tampoco será el ser de la persona quien se esté expresando, pues para la mayoría de nosotros, la consciencia de nuestro Yo Superior está solapada bajo nuestra consciencia artificial y personalidad virtual, y no es más que un observador de lo que le sucede a esta sin intervenir. En estos casos, la sinceridad de personalidad a personalidad puede herir, ya que se suelta lo que uno piensa de buenas a primeras, sin tener en cuenta el modo de recepción y decodificación del contenido de lo emitido, por la persona que lo recibe.

Sinceridad con amor y empatía

La sinceridad de ser siempre tiene el componente del amor imbuido, y por lo tanto, no es dañino ni busca serlo, mientras que la sinceridad de ego a ego puede tener el problema de que es simplemente la comunicación entre dos subfacetas del carácter de esa persona que se comunican sin filtros ni analizan si lo que se expresa está alineado, ya solo no con el arquetipo “verdad”, que a priori si lo está, sino con el arquetipo de amor, de empatía, etc., algo más difícil de conseguir en el plano humano.

En un mundo ideal de comunicación interpersonal, todo el mundo sabría instantáneamente que piensa, siente y vive el otro (algo que requiere la activación y funcionamiento a pleno rendimiento del centro emocional superior y del centro intelectual superior), por lo que el engaño no sería nunca posible, y el concepto de sinceridad ni siquiera sería un concepto o cualidad deseable, o buscada, ya que sería la norma y lo común, lo standard. Aún estamos lejos de llegar a eso. Sigue siendo más deseable ser sinceros en todo y con todos y aceptar las consecuencias, pero sigue siendo más rentable, especialmente para aquellos en el poder en todos los sectores y niveles de gestión de la sociedad, seguir basando las relaciones y comunicaciones en el engaño, sutil o no, parcial o total, pues tanto entra dentro de la energía y concepto de engaño un anuncio que te maquilla lo que no quieren que sepas de un producto, como una persona que te miente directamente si conviene a sus intereses particulares, políticos, económicos, sociales, etc.

Buscando el equilibrio siendo impecables

Entonces, ¿dónde está el punto medio de equilibrio? ¿Cómo activar la comunicación de personalidad a personalidad alineada con la verdad sin incurrir en efectos colaterales que no podamos parar? Siendo impecables. Impecables con las palabras, con lo que se dice y se expresa, con lo que se hace, con lo que se comenta. El concepto de impecabilidad lo tenéis bien explicado en los libros de Carlos Castaneda, y básicamente nos habla de no derrochar ni un ápice de energía de más en nada, de mantenernos en todo momento alineados con las fuerzas mayores que rigen nuestras existencias. Eres impecable cuando todo está ajustado a cómo tiene que estar, sin tergiversaciones ni manipulaciones por parte de uno, cuando no hay ni de más ni de menos en lo que haces o dices. Eres impecable cuando tu pensamiento, sentimientos y acciones son coherentes y están alineados entre sí, pues la sinceridad no solo se basa en lo que se dice, sino en lo que se hace, en lo que se siente, en lo que se expresa, etc. En el engaño funciona igual, no es solo la palabra lo que puede ser usada como engaño, también los pensamientos, emociones y acciones, pues cada una en su plano y en su nivel de acción, estarán o no alineadas con un arquetipo y concepto base que tiene como sustrato la verdad.

El autoengaño, el ser sinceros con uno mismo

Finalmente, y sin embargo, quizás lo más importante que nos toca trabajar tiene que ver, como siempre, con lo que se cuece dentro de uno mismo. El engaño hacia nosotros mismos es el más dañino, convenciéndonos de que nos gusta algo que odiamos, diciéndonos que estamos bien cuando estamos mal, obligándonos a hacer algo que no soportamos, llevando una serie de cargas en la mochila que nos decimos a nosotros mismos que no podemos soltar, etc. Y, ¿porqué nos autoengañamos? Por miedo a las consecuencias de lo que pueda suceder si somos sinceros con nosotros mismos, ya que te obligas a ver tu propia realidad de forma directa y clara. Otra cosa es que puedas tomar acción para cambiar las cosas que no te gusten de manera inmediata, pero al menos se consigue tener claro lo que hay, y se es sincero con uno mismo, lo que representa, de alguna forma, poner en orden el contenido de la psique, mientras que, por el contrario, el autoengaño representa esconder lo que no se quiere ver, o admitir, en otras partes de la mente, creando un telón o cortina en medio que nos permite hacer las cosas sin querer hacerlas, y evitando tener que lidiar con uno mismo.

En definitiva, la sinceridad es una cualidad del ser porque no conoce otra forma de existir, ya que no hay otra forma de relacionarte con otra parte que es percibida como parte de ti también. El engaño es un truco de la personalidad humana porque somos incapaces por programación de darnos cuenta de ello (ya que así diseñaron los componentes mentales de nuestra psique en los albores de nuestra creación como raza). Ahora bien, todo puede revertirse, porque el ser que somos puede estar opacado o semitapado por la personalidad y sus programas de gestión, pero no está nunca inactivo, sino siempre buscando las oportunidades de aflorar poco a poco a la luz de la consciencia a medida que consigue imbuir en el vehículo que ocupa parte de su visión de la vida, y de cómo gestionar la realidad tratando de conectar cada vez con mecanismos y energías más elevadas y alineadas con esa verdad.

Texto original de David Topi

La transformación personal continua

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Cuando iniciamos cualquier tipo de relación (social, personal, profesional, etc.) no solemos plantearnos, al menos generalmente, que muchas veces buscamos inconscientemente aquello que nos proporcionará los faltantes que se necesitan, y que se pueden obtener, en la cooperación con los otros, para nuestro propio crecimiento, senderos evolutivos o desarrollo en algún aspecto o área de vida.

Por diseño, las relaciones humanas buscan llenar los huecos en los aprendizajes que no se pueden llenar estando solos, de forma que, gracias a ellas, uno obtenga las experiencias, desde muchos ángulos y fuentes diferentes, para poder completar los procesos evolutivos en los que podamos andar metidos.

Esto es así por diseño, pues el servicio a otros es un patrón general de la energía consciente del universo, en la que todo se percibe como parte de todo, y no hay etiquetas de bueno o malo, positivo o negativo, en los bloques básicos que forman el sustrato del mismo, sino que, desde esa perspectiva, solo se comprende y percibe que hay partes de ese “Todo” que tienen diferentes funciones, y donde cada cual cumple con un rol que, consciente o inconscientemente, siempre sirve de ayuda a otra de las partes, en cualquiera de los tres aspectos que forman las estructuras de la vida y de la realidad (activo-positivo, pasivo-negativo, y neutro-equilibrante). Es decir, desde la visión elevada de estos procesos evolutivos, lo positivo y lo negativo se ayudan mutuamente, y lo neutro equilibra a ambos, sin juicio de valor asociando etiquetas de bueno o malo o una u otra polaridad.

En la mayor parte de los casos, no nos damos cuenta de que, por eso, todo lo que existe y sucede tiene un propósito de ser, que se diseña en planos y niveles de consciencia más allá de la realidad terrenal de nuestro día a día. Ese propósito puede estar acorde a un bien mayor individual, es decir, que forma parte del plan evolutivo de una sola persona, o puede estar acorde al bien mayor global y colectivo, siendo útil a millones de ellas, de nuevo, sean conscientes o no, y puesto en marcha desde niveles mucho más allá de los causas y análisis de las cosas que ocurren que podamos hacer a nivel de personalidad.

La necesaria experiencia

Para todo propósito evolutivo, el objetivo de desencadenar fuerzas y eventos que detonen experiencias en el plano humano está destinado a una comprensión mayor de la evolución de todos aquellos que formamos parte de las diferentes jerarquías de la vida consciente en la Creación. Nada se puede adquirir y aprender si no es a través de la experiencia directa o semi-directa, y es por eso que si se manifiestan en diferentes escenarios todo tipo de sucesos, tanto a nivel individual como planetario, es para que sean usados como catalizadores del cambio perpetuo, que todo lo que existe lleva consigo implícito, y que no puede, ni debe, ser parado o retenido.

El hecho de que la vida sea cambio y transformación es precisamente lo que define el concepto de vida. ¿Os imagináis una evolución que sea estática? ¿Una existencia que no se transforme a si misma en cada minuto? No tiene sentido, pues no es así como los procesos universales y cósmicos, que dotan de la inercia necesaria para que todo esté siempre en movimiento, están diseñados.

Detonando el miedo al cambio

Curiosamente, si esto es así, ¿cómo es posible que uno de los mayores miedos del ser humano sea el miedo al cambio? Este mecanismo viene, de nuevo, por el problema que comentamos en el artículo anterior de no poder vivir en el ahora. Aquellos que viven en el “ahora”, viven con fluidez la transformación continua que el presente representa, y solo cuando nuestros programas de gestión de la psique se ponen a vivir en el futuro, que no conocen ni pueden predecir, aparece el miedo a lo que vendrá, por desconocido, que causa resistencia al cambio, por temor, y que nos pone en alerta para intentar frenarlo, generando todas las acciones para bloquear, en la medida de lo posible, ese cambio, si es percibido como potencialmente peligroso, desconcertante, incierto, o simplemente, imprevisible. Ya conocéis también el concepto de la zona de confort, asociado con el mismo tema.

No tener miedo al cambio

Entonces, ¿cómo hacer para no tener miedo a los cambios personales, sociales e incluso planetarios? Comprendiendo que nada puede nunca quedarse estático, y que vivimos en un sistema dinámico de transformación constante, donde lo único que impide disfrutar de esos cambios son los miles de miedos asociados a las ideas y formas mentales que nos generamos sobre los mismos. Desde un punto de vista energético, todo cambio y transformación se produce sin que ninguna fuerza externa les ponga ninguna etiqueta, y seguro que sois conscientes que algo que una persona ve como bueno, otra ve como malo, y otra más como terrible, y una cuarta como maravilloso, cuando en realidad nunca es ni una cosa ni otra. El cambio siempre es neutro, pues es la tercera energía la que mueve a los opuestos para que se detonen entre si los movimientos necesarios para que los ciclos de la vida sigan funcionando correctamente.

Puesto que las manivelas que giran las ruedas de estas transformaciones constantes están codificadas en la esencia misma de todas y cada una de las partículas de todo lo que existe, la transformación evolutiva tendría que ser un estado natural aceptado por todos nosotros, como parte de los mecanismos que rigen nuestra existencia, y, que no sea así, no es más que otro indicador del poder de los programas de gestión de la psique, y de nuestra percepción de la realidad, insertados en el ser humano. Como dijimos en al anterior post, esto cambiará cuando consigamos que nuestro ser interior y esos otros aspectos más elevados de uno mismo, tomen con mayor frecuencia los mandos del vehículo que usamos, de forma que empezaremos a ver siempre todo cambio y transformación sin etiquetas de bueno o malo, simplemente como lo que es, un proceso, natural, que permite la evolución y aprendizaje de todos los que estamos metidos en este juego de la expansión de la vida y la Creación.

Articulo publicado por David Topi
http://davidtopi.com/

Vive en paz y armonía con las personas que te rodean

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Las personas son como un río caudaloso., no puedes atrapar el agua del río, se te va a resbalar de tus manos, con las personas pasa igual.
Ámalas, disfrútalas y déjalas ir.

1) Entiende que nadie te ofende. Son tus ideas acerca de “cómo deberían actuar las otras personas las que te hieren”. Estas ideas son producto de una máscara social que has aprendido desde tu infancia de forma inconsciente. Reconoce que la mayoría de las personas NUNCA van a cuadrar con esas ideas que tienes. Porque son ideas falsas.

2) Deja a las personas ser. Deja que guíen su vida como mejor les plazca. Es su responsabilidad. Dales consejos solo si te los piden, pero permite que tomen sus propias decisiones, pues siempre existen tres enfoques en cada historia: mi verdad, tu verdad y la verdad. Es su derecho divino por nacimiento: el libre albedrío y la libertad.

3) Nadie te pertenece. Ni tus padres, ni tus amigos ni tu pareja. Todos formamos parte del engranaje de la naturaleza. Deja fluir las cosas sin resistirte a ellas. Ama y deja ser.

4) Deja de pensar demasiado. Ábrete a la posibilidad de nuevas experiencias. No utilices tu inventario de ideas correctas. Abre los ojos y observa el fluir de la vida como es. Cuando limpias tu visión de los parámetros de como deberían ser las cosas y te los quitas, el resultado es la limpieza de tu mente.

5) La perfección no existe. Ni el padre, amigo, pareja o hermano perfecto. Es un concepto creado por la mente humana que en ningún nivel intelectual puedes comprender, porque en la realidad NO EXISTE. Porque es un concepto imaginario.

6) Desintoxícate del veneno del rencor y reconcíliate con la vida. La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que tienes del mundo.

7) Imagina a esa persona que te ofendió en el pasado. Imagínate que ambos están cómodamente sentados. Dile por qué te ofendió. Escucha su explicación amorosa de por qué lo hizo. Y perdónala.

8) Si un ser querido ya no está en este mundo utiliza esta dinámica para decirle lo que quieres. Escucha su respuesta. Y dile adiós. Te dará una enorme paz. A la luz del corto período de vida que tenemos sólo tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices. Nuestra compañera, la muerte, en cualquier momento y de forma imprevista puede tomarnos entre sus brazos. Es superfluo gastar el tiempo en pensar en las ofensas de otros. No puedes darte ese lujo.

9) Es natural pasar por un periodo de duelo al perdonar, deja que tu herida sane. Descárgate con alguien para dejar fluir el dolor. deja que los conceptos empiecen a sembrar semillas de conciencia en tu interior. Aprende con honestidad de los errores que cometiste, prométete que no lo volverás a hacer y regresa a vivir la vida. Eres divino, eres real, eres un ser dotado de infinita sabiduría. Deja al mundo ser. Y déjate ser a ti también

Articulo publicado originalmente en:
http://ashamellemagsa33.blogspot.com.es/