¿Atiendes o te distraes?

Por norma general, se suele decir que el ser humano tiene un tiempo limitado de atención, y qué, inmediatamente después, su mente divaga y salta de una cosa a otra, impidiendo mantenerla más allá de unos pocos minutos de forma natural.

La Wikipedia define este intervalo de atención como la capacidad que un individuo tiene para mantener su concentración en una sola tarea o estímulo, sin ser distraído por otros en su entorno, y se enfatiza en que la capacidad de enfocarse en un objetivo es muy necesaria para el aprendizaje, y para completar satisfactoriamente cualquier proyecto. En general, el intervalo de atención de una persona, por supuesto, será distinto para diferentes estímulos, ya que es más fácil, por ejemplo, que un niño preste atención por un largo intervalo a la televisión que a un discurso político. También se suele explicar, que, en general, un intervalo de atención demasiado corto reviste un problema, y, en casos extremos, puede ser parte de una patología o un trastorno del aprendizaje.

El caso es que, el hecho de que todos tengamos generalmente poca capacidad y poder de concentración, de nuevo, y por mucho que suene reiterativo, es producto de la manera en la que estamos hechos y programados.

Un potencial mental impresionante
La mente humana tiene un potencial increíble, enorme, inimaginable para nosotros, y la concentración y la focalización son herramientas que la vuelven poderosa y potencialmente inigualable a la hora de mover energía, de crear y manifestar, etc. La atención como herramienta es la capacidad de focalizar y mantener la concentración en algo, la distracción es la habilidad de los mecanismos de limitación humana de evitar que eso ocurra.

Así, la distracción está basada en una constante puesta en marcha de los programas de la psique para irse de un lado a otro, de una cosa a otra, de saltar de un escenario al de más allá, para mantenernos, esencialmente, sin poder focalizar toda nuestra energía y capacidades de forma natural en una sola cosa al mismo tiempo, algo que facilitaría enormemente la cristalización y materialización de los objetivos de cada uno, al menos en el aspecto práctico de la atención a una acción que estemos ejecutando. Esto es debido a que, donde pones tu atención, allá va tu energía, y dónde pones tu energía, allá va tu realidad, de forma que, estando dispersos en múltiples cosas y aspectos, y saltando regularmente en la mente de uno a otro, se dispersa esa energía, y, por lo tanto, se dificulta y ralentiza la consecución o finalización de cualquier cosa que tengamos entre manos.

El esfuerzo de mantenerse atento
¿Porqué nos cuesta tanto mantenernos atentos? Porque la mente y el ego, se “aburren” si no reciben estímulos constantes que le permitan mantener un alto estado de actividad y ajetreo, ya que mantener la atención en algo es como ponerlos en stand-by temporalmente, domando, dirigiendo y “estancando” estos procesos, y obligando parcialmente a acallar el ruido interior para estar por lo que hacemos, y eso, como todo, sigue yendo en contra de las rutinas básicas del ego, ya que cuando estamos atentos y focalizados hacemos que entre la consciencia necesaria para estar presentes “en algo”.

Y es que para estar atento realmente, hay que estar “presente”, para estar presente hay que forzar la existencia en el “aquí y ahora”, y eso es algo que la mayoría de mecanismos automáticos que tenemos no pueden o saben gestionar.

El poder de la voluntad para mantener la atención
El proceso de mejorar la atención está ligado al poder de la voluntad. Sin la voluntad de estar atentos no hay desarrollo de la capacidad de mantenerse concentrado durante más y más tiempo. La voluntad, además, depende de varios componentes, tales como la glándula pineal o el tercer chakra posterior, así como de programas que forman parte de las esferas mentales. A mayor desarrollo de la voluntad, más fácilmente se recupera la atención puesta sobre algo cuando nos hemos despistado y hemos vuelto a evadirnos divagando sobre cualquier cosa, bien porque hemos recibido un estímulo externo que ha hecho saltar algún patrón de pensamiento, bien porque simplemente el ego ha detonado un recuerdo que te lleva mentalmente a cualquier tipo de escenario, donde te alejas de aquello en lo que estabas focalizado.

En las prácticas meditativas, por ejemplo, esta es una de las cosas en las que con mayor frecuencia uno termina cayendo, y, por ende, muchas de las técnicas que existen para ayudarnos a calmar nuestros procesos mentales, insisten en aprender a domar, como si de un caballo salvaje se tratara, el habito de la distracción para potenciar la cualidad y herramienta de la atención.

Aprendamos a mantener la atención
Si todos nosotros consiguiéramos estar 100% atentos a lo que hacemos en cada momento, rara vez estaríamos funcionando en piloto automático, con lo que rara vez nos dejaríamos influenciar por programas, patrones y pensamientos que pudieran detonarse por la cantidad de estímulos externos que recibimos.
La atención, como tal, es un mecanismo que nos permite concentrar energía en algo, la distracción es un hábito y rutina que la dispersa. Hagamos lo que hagamos, aprendamos a mantener la atención y estar presentes en todo, y ejercitemos la voluntad para no dispersarnos y desaprovechar el potencial que podamos poner en todo aquello que hacemos.

¿Engañamos o nos sinceramos?

Engaño o sinceridad

Los dos conceptos que vamos a abordar hoy están basados en las reglas del juego de una sociedad en la que, al no poder ver, saber, percibir o ponerte directamente en la piel y en la psique de las otras personas, es difícil, en muchos casos, distinguir el uso de uno de ellos respecto al otro.

¿Por qué es tan sencillo que se engañe a la opinión pública respecto a cualquier tema, solo por el hecho de saber usar unas técnicas que se basan en la forma en la que el ser humano decodifica la realidad? ¿Por qué se usa el engaño como un arma de manipulación para conseguir objetivos que no se pueden conseguir siendo sinceros?

Una cualidad elevada vs un mecanismo del ego

En general, la sinceridad, como “arquetipo”, es una cualidad del espíritu, del ser, del Yo Superior, de aquello a cómo llaméis a las partes más elevadas del ser humano, que manifestada en la personalidad, otorga un comportamiento noble y elegante, directo, alineado con la verdad de esa persona (o de ese ser) a la hora de entenderse con los demás.

El engaño, por el contrario, es un mecanismo de defensa y gestión de la realidad del ego, que tiene por objetivo conseguir todo lo que necesita para sus propios intereses de la manera que considere conveniente. Puesto que el programa ego tiene por particularidad y programación ver todo y a todos como separados y diferentes a si mismo, no tiene problema en crear los diferentes Yos, patrones y programas de la personalidad que usarán el engaño como una de las múltiples formas de gestión de las situaciones encontradas a diario en la sociedad actual, mientras que, en el otro extremo, nuestro ser,  etc., al ver a todos siendo parte de todos, y saber que todos estamos conectados con todos, tiende a decantarse siempre por la vía directa de la sinceridad para aquello que necesita, ya que solo siendo claro con aquellos a los que se percibe (desde otros niveles de consciencia), como parte de uno mismo (en otros niveles de existencia), se hace sencillo y alineado con las leyes y procesos que rigen la vida el gestionar esa misma realidad y existencia.

Alineación con el arquetipo “verdad”

Así, el engaño no está alineado con el arquetipo de la verdad, la energía pura que define este concepto, que existe como tal a niveles mentales y causales. Por lo tanto, el engaño genera, y pone en marcha, situaciones de causa y efecto que se moverán con la misma energía y en la misma dinámica, y que, una vez puestas a rodar, ya no hay quien pare las bolas que se crean. Así, el engañador en algún momento será engañado, causa y efecto, pero no sabrá que recibe el engaño porque en algún momento engañó, simplemente maldecirá a quien le ha engañado, proceso que, seguramente, viene porque en otra situación anterior quien le engañó fue también engañado a su vez, y esto se remonta al inicio de los tiempos. La sociedad, de esta manera, vive tratando de obtener lo que sea como sea, sutilmente en la mayoría de los casos, en otros a gran escala y con engaños masivos, pero siempre es una cuestión de ego y personalidad, no del ser o Yo Superior o niveles elevados de consciencia.

La sinceridad, por otro lado, también nos dicen que no siempre es buena, ya que el receptor de esos brotes de sinceridad que todos tenemos a veces, no sabe encajar, no puede decodificar o no acepta este tipo de comunicaciones en formato “verdad”, que el emisor le comunica. Por supuesto, ese formato “verdad” es la verdad del emisor, que no tiene por qué coincidir con la suya, pero aun así no hay engaño inducido, premeditado o subyacente en la comunicación. En muchos de estos brotes de sinceridad, tampoco será el ser de la persona quien se esté expresando, pues para la mayoría de nosotros, la consciencia de nuestro Yo Superior está solapada bajo nuestra consciencia artificial y personalidad virtual, y no es más que un observador de lo que le sucede a esta sin intervenir. En estos casos, la sinceridad de personalidad a personalidad puede herir, ya que se suelta lo que uno piensa de buenas a primeras, sin tener en cuenta el modo de recepción y decodificación del contenido de lo emitido, por la persona que lo recibe.

Sinceridad con amor y empatía

La sinceridad de ser siempre tiene el componente del amor imbuido, y por lo tanto, no es dañino ni busca serlo, mientras que la sinceridad de ego a ego puede tener el problema de que es simplemente la comunicación entre dos subfacetas del carácter de esa persona que se comunican sin filtros ni analizan si lo que se expresa está alineado, ya solo no con el arquetipo “verdad”, que a priori si lo está, sino con el arquetipo de amor, de empatía, etc., algo más difícil de conseguir en el plano humano.

En un mundo ideal de comunicación interpersonal, todo el mundo sabría instantáneamente que piensa, siente y vive el otro (algo que requiere la activación y funcionamiento a pleno rendimiento del centro emocional superior y del centro intelectual superior), por lo que el engaño no sería nunca posible, y el concepto de sinceridad ni siquiera sería un concepto o cualidad deseable, o buscada, ya que sería la norma y lo común, lo standard. Aún estamos lejos de llegar a eso. Sigue siendo más deseable ser sinceros en todo y con todos y aceptar las consecuencias, pero sigue siendo más rentable, especialmente para aquellos en el poder en todos los sectores y niveles de gestión de la sociedad, seguir basando las relaciones y comunicaciones en el engaño, sutil o no, parcial o total, pues tanto entra dentro de la energía y concepto de engaño un anuncio que te maquilla lo que no quieren que sepas de un producto, como una persona que te miente directamente si conviene a sus intereses particulares, políticos, económicos, sociales, etc.

Buscando el equilibrio siendo impecables

Entonces, ¿dónde está el punto medio de equilibrio? ¿Cómo activar la comunicación de personalidad a personalidad alineada con la verdad sin incurrir en efectos colaterales que no podamos parar? Siendo impecables. Impecables con las palabras, con lo que se dice y se expresa, con lo que se hace, con lo que se comenta. El concepto de impecabilidad lo tenéis bien explicado en los libros de Carlos Castaneda, y básicamente nos habla de no derrochar ni un ápice de energía de más en nada, de mantenernos en todo momento alineados con las fuerzas mayores que rigen nuestras existencias. Eres impecable cuando todo está ajustado a cómo tiene que estar, sin tergiversaciones ni manipulaciones por parte de uno, cuando no hay ni de más ni de menos en lo que haces o dices. Eres impecable cuando tu pensamiento, sentimientos y acciones son coherentes y están alineados entre sí, pues la sinceridad no solo se basa en lo que se dice, sino en lo que se hace, en lo que se siente, en lo que se expresa, etc. En el engaño funciona igual, no es solo la palabra lo que puede ser usada como engaño, también los pensamientos, emociones y acciones, pues cada una en su plano y en su nivel de acción, estarán o no alineadas con un arquetipo y concepto base que tiene como sustrato la verdad.

El autoengaño, el ser sinceros con uno mismo

Finalmente, y sin embargo, quizás lo más importante que nos toca trabajar tiene que ver, como siempre, con lo que se cuece dentro de uno mismo. El engaño hacia nosotros mismos es el más dañino, convenciéndonos de que nos gusta algo que odiamos, diciéndonos que estamos bien cuando estamos mal, obligándonos a hacer algo que no soportamos, llevando una serie de cargas en la mochila que nos decimos a nosotros mismos que no podemos soltar, etc. Y, ¿porqué nos autoengañamos? Por miedo a las consecuencias de lo que pueda suceder si somos sinceros con nosotros mismos, ya que te obligas a ver tu propia realidad de forma directa y clara. Otra cosa es que puedas tomar acción para cambiar las cosas que no te gusten de manera inmediata, pero al menos se consigue tener claro lo que hay, y se es sincero con uno mismo, lo que representa, de alguna forma, poner en orden el contenido de la psique, mientras que, por el contrario, el autoengaño representa esconder lo que no se quiere ver, o admitir, en otras partes de la mente, creando un telón o cortina en medio que nos permite hacer las cosas sin querer hacerlas, y evitando tener que lidiar con uno mismo.

En definitiva, la sinceridad es una cualidad del ser porque no conoce otra forma de existir, ya que no hay otra forma de relacionarte con otra parte que es percibida como parte de ti también. El engaño es un truco de la personalidad humana porque somos incapaces por programación de darnos cuenta de ello (ya que así diseñaron los componentes mentales de nuestra psique en los albores de nuestra creación como raza). Ahora bien, todo puede revertirse, porque el ser que somos puede estar opacado o semitapado por la personalidad y sus programas de gestión, pero no está nunca inactivo, sino siempre buscando las oportunidades de aflorar poco a poco a la luz de la consciencia a medida que consigue imbuir en el vehículo que ocupa parte de su visión de la vida, y de cómo gestionar la realidad tratando de conectar cada vez con mecanismos y energías más elevadas y alineadas con esa verdad.

Texto original de David Topi

¿Sabias que tus palabras cambian tu energía?

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Ya en épocas muy remotas el ser humano ha usado mantras, rezos, hechizos o cantos con una intención clara: lograr lo que deseaban. La palabra era usada como un método para traer al plano material lo que estaba solo en la dimensión de las ideas.

Antes eran los místicos o religiosos los que le daban importancia hoy se suman los neurocientíficos y otros profesionales de corte más racional. Entre ellos el neurocientífico alemán Manfred Speier que realizó un experimento para comprobar los efectos de las palabras. Utilizó un texto en el que aparecía
repetidamente la palabra «Viejo». Después de leerlo incluso los más jóvenes andaban más despacio durante un tiempo. En cambio al hacer la misma prueba con la palabra «Deporte» aceleraban el paso y con «Biblioteca» su tono de voz bajaba.

Lo diga quien lo diga el resultado es idéntico: las palabras nos afectan profundamente. Las que escuchamos y las que decimos.

Otras investigaciones han comprobado que el cerebro reacciona mucho más a las palabras negativas que a las positivas. ¿Por qué? Porque las primeras suponen un peligro. La prioridad de nuestro cerebro desde el principio de los tiempos es que nosotros sobrevivamos. Ni que tengamos amigos ni que seamos amables ni que no dañemos a nuestra pareja con lo que decimos. Sobrevivir es su misión principal. El tema es que nosotros ya no queremos solo sobrevivir deseamos vivir. ¡Ahora hay que contarle eso a nuestro cerebro!
Llevar al consciente mecanismos arcáicos inconscientes no es algo que ocurra de un día para otro. Primero hemos de desearlo luego tener la firme intención de hacerlo, pasar a la práctica ocasional y a fuerza de repetición, convertirlo en una rutina. Mientras no lo hagamos cada vez que tengamos estrés en nuestra cabecita saltará la alarma que inhibirá nuestra capacidad para ser empáticos nos pondrá a la defensiva y hará que digamos lo que no deseamos decir.
Esto tiene efectos muy concretos a nivel físico ya que las palabras son vibraciones y nuestras células reaccionan a ellas. Si escuchamos algo que nos provoca ira notamos que nuestra respiración se agita incrementa la frecuencia cardiaca y sentimos el impulso de avanzar hacia el objeto que la causa. Estos
son solo algunos de los efectos que además harán que lo que digamos tampoco sea muy amoroso. Es interesante que ya haya cardiólogos defendiendo que ser más comprensivos compasivos y expresivos mejora la salud del corazón.

La mayoría de la gente no siente ira a diario lo que si es habitual es el estrés. Tanto que hay quienes ni saben que lo tienen. Consiste en una respuesta múltiple del organismo ante algo que considera amenazador. Esto puede ser el jefe la suegra o el presidente de la comunidad. Ninguno de ellos es probable que sea un peligro para la vida de nadie sin embargo el cuerpo lo interpreta de esta manera.
Por eso dirige la sangre a piernas o brazos para que si es necesario podamos huir y la retira de las zonas que nos ayudan a pensar con claridad o conectar con nuestros sentimientos. También se generan radicales libres y baja el sistema inmune. Naturalmente aquí tampoco podemos tener una comunicación equilibrada.

Por el contrario al sentirnos felices baja el nivel de estrés y entramos en un ciclo positivo en el que cada vez estamos mejor. Las palabras que digamos en estos momentos sin duda nada tendrán que ver con las que diríamos sintiendo ira o ansiedad como veíamos antes. De hecho al hablar con otras personas si esa interacción es satisfactoria liberaremos hormonas como la oxitocina y la beta
endorfina en nuestro cuerpo. Ambas muy beneficiosas.
Es interesante saber que el cuerpo no solo relaciona a lo que sentimos también lo hace a lo que fingimos sentir. Esto quiere decir que si estoy muy muy enfadada y sonrío mi cerebro verá que hay dos energías cada una tirando para un sitio y disminuirá las señales de la ira hasta hacerlas desaparecer.

Antes de a nuestro físico las palabras nos afectan a nivel emocional y energético. Por tanto una sola palabra genera un impacto energética según la carga emocional que tenga para nosotros y eso implica una respuesta física. ¿A qué velocidad nos afectan las palabras? Al instante. Es algo que podemos comprobar escuchando a nuestro cuerpo. Hay términos que nos hacen saltar que nos
provocan un impacto en la boca del estómago o un encogimiento en el corazón. Todo depende de nuestra experiencia personal. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en la película «Regreso al futuro». Al protagonista Marty McFly solo había que llamarle «gallina» para conseguir provocarle y que saltara.

Cada uno tenemos nuestras palabras «sensibles» particulares y otras que son compartidas por la mayoría. Para comprobar exactamente cómo nos afectan energéticamente este año he estado experimentando con ciertos términos y con el bioelectrógrafo. El bioelectrógrafo es un tipo de cámara Kirlian que imprime la bioenergía de la persona. Lo que he hecho ha sido hacer una foto antes de
decir nada y otra inmediatamente después de decir una palabra. La persona no sabía qué palabra iba a decir así que no estaba preparada para reaccionar de ninguna manera concreta. Algunas de las que he utilizado son generales y otras a sabiendas de que justo esas palabras iban a generar una reacción.

En la primera imagen que adjunto la palabra testada es «Diabetes». La persona a la que se lo digo es diabética desde hace años y está enfadada porque lleva mucho buscando una solución y no la encuentra. El conflicto se puede ver al comparar ambas fotografías en la zona externa la areola vital de la primera tiene ligeras fugas mientras en la segunda toda la energía cambia para ponerse casi
como erizada llena de pinchos. Eso indica el conflicto activo.

La segunda palabra es «Médico» y la reacción es muy parecida a la anterior vemos como la energía de la areola (zona azul y roja) igualmente cambia. Esta persona tiene revisiones anuales y relaciona «Médico» con esas pruebas que ya le tienen muy cansada.

Por último uso «Pareja» sabiendo que hay sentimientos encontrados al respecto. En este caso vemos que la areola no cambia indicando conflicto lo que ocurre es que de la parte inferior de la bioelectrografía se ve como sale un círculo de energía que antes no estaba. Eso es cuando es un conflicto severo ya que toma entidad propia.

Entre las primeras y las segundas no hay más de 2 minutos de diferencia. Con lo que comprobamos cómo la energía cambia de forma instantánea.

Creo que no somos conscientes de la importancia de lo que decimos y cómo lo decimos. Las parejas no hablan presuponen lo que el otro siente o piensa y actúan en consecuencia. Los padres etiquetan a sus hijos con términos como «gamberro», «estudioso», «responsable» o «guapo». Y al hacerlo no se dan cuenta de cómo les están limitando por una parte la plena expresión de su ser y por otra el cómo se ven a sí mismos. Mucho tiene que trabajar una persona para quitarse las etiquetas llenas de expectativas que le pusieron en la infancia. Así mismo los jefes «motivan» a sus empleados con amenazas y presiones mientras los médicos ofrecen diagnósticos a la manera de sentencias.
Todo ello genera un ambiente de separación entre nosotros ¿cómo vamos a ser Uno si no nos entendemos? ¿de qué manera vamos a construir un mundo mejor si no nos ponemos de acuerdo en lo básico?

Pararnos a pensar y llevar al consciente la importancia de cada palabra es del todo necesario. Mientras hacemos lo que nos han enseñado con la mejor intención y muy pobres resultados. Para ello es bueno que aprendamos a equilibrarnos antes de hablar y saber la importancia de lo que hacemos. No porque sea algo que hacemos a diario deja de tener trascendencia. Algunas
recomendaciones básicas para mejorar nuestra comunicación serían las siguientes:

‑En lugar de suponer, preguntar.
‑Escuchar de verdad.
‑Trabajar el exceso de emoción.
‑Aplazar conversaciones cuando no estamos equilibrados.
‑Hablar en positivo y con intención de realmente comunicar no solo hablar.
‑Aceptar que nadie es perfecto tampoco tú (al menos desde el punto de vista de la personalidad).
‑Ser responsable.
‑Hablar menos de lo que piensas y más de lo que sientes.
‑Hablarte de forma positiva a ti mismo.
‑Hablar con el corazón.

Que nuestra comunicación sea positiva, efectiva y amorosa nos afecta antes que nadie más a nosotros. Como dice Quino «No es necesario decir todo lo que se piensa; lo que si es necesario es pensar todo lo que se
dice».

La transformación personal continua

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Cuando iniciamos cualquier tipo de relación (social, personal, profesional, etc.) no solemos plantearnos, al menos generalmente, que muchas veces buscamos inconscientemente aquello que nos proporcionará los faltantes que se necesitan, y que se pueden obtener, en la cooperación con los otros, para nuestro propio crecimiento, senderos evolutivos o desarrollo en algún aspecto o área de vida.

Por diseño, las relaciones humanas buscan llenar los huecos en los aprendizajes que no se pueden llenar estando solos, de forma que, gracias a ellas, uno obtenga las experiencias, desde muchos ángulos y fuentes diferentes, para poder completar los procesos evolutivos en los que podamos andar metidos.

Esto es así por diseño, pues el servicio a otros es un patrón general de la energía consciente del universo, en la que todo se percibe como parte de todo, y no hay etiquetas de bueno o malo, positivo o negativo, en los bloques básicos que forman el sustrato del mismo, sino que, desde esa perspectiva, solo se comprende y percibe que hay partes de ese “Todo” que tienen diferentes funciones, y donde cada cual cumple con un rol que, consciente o inconscientemente, siempre sirve de ayuda a otra de las partes, en cualquiera de los tres aspectos que forman las estructuras de la vida y de la realidad (activo-positivo, pasivo-negativo, y neutro-equilibrante). Es decir, desde la visión elevada de estos procesos evolutivos, lo positivo y lo negativo se ayudan mutuamente, y lo neutro equilibra a ambos, sin juicio de valor asociando etiquetas de bueno o malo o una u otra polaridad.

En la mayor parte de los casos, no nos damos cuenta de que, por eso, todo lo que existe y sucede tiene un propósito de ser, que se diseña en planos y niveles de consciencia más allá de la realidad terrenal de nuestro día a día. Ese propósito puede estar acorde a un bien mayor individual, es decir, que forma parte del plan evolutivo de una sola persona, o puede estar acorde al bien mayor global y colectivo, siendo útil a millones de ellas, de nuevo, sean conscientes o no, y puesto en marcha desde niveles mucho más allá de los causas y análisis de las cosas que ocurren que podamos hacer a nivel de personalidad.

La necesaria experiencia

Para todo propósito evolutivo, el objetivo de desencadenar fuerzas y eventos que detonen experiencias en el plano humano está destinado a una comprensión mayor de la evolución de todos aquellos que formamos parte de las diferentes jerarquías de la vida consciente en la Creación. Nada se puede adquirir y aprender si no es a través de la experiencia directa o semi-directa, y es por eso que si se manifiestan en diferentes escenarios todo tipo de sucesos, tanto a nivel individual como planetario, es para que sean usados como catalizadores del cambio perpetuo, que todo lo que existe lleva consigo implícito, y que no puede, ni debe, ser parado o retenido.

El hecho de que la vida sea cambio y transformación es precisamente lo que define el concepto de vida. ¿Os imagináis una evolución que sea estática? ¿Una existencia que no se transforme a si misma en cada minuto? No tiene sentido, pues no es así como los procesos universales y cósmicos, que dotan de la inercia necesaria para que todo esté siempre en movimiento, están diseñados.

Detonando el miedo al cambio

Curiosamente, si esto es así, ¿cómo es posible que uno de los mayores miedos del ser humano sea el miedo al cambio? Este mecanismo viene, de nuevo, por el problema que comentamos en el artículo anterior de no poder vivir en el ahora. Aquellos que viven en el “ahora”, viven con fluidez la transformación continua que el presente representa, y solo cuando nuestros programas de gestión de la psique se ponen a vivir en el futuro, que no conocen ni pueden predecir, aparece el miedo a lo que vendrá, por desconocido, que causa resistencia al cambio, por temor, y que nos pone en alerta para intentar frenarlo, generando todas las acciones para bloquear, en la medida de lo posible, ese cambio, si es percibido como potencialmente peligroso, desconcertante, incierto, o simplemente, imprevisible. Ya conocéis también el concepto de la zona de confort, asociado con el mismo tema.

No tener miedo al cambio

Entonces, ¿cómo hacer para no tener miedo a los cambios personales, sociales e incluso planetarios? Comprendiendo que nada puede nunca quedarse estático, y que vivimos en un sistema dinámico de transformación constante, donde lo único que impide disfrutar de esos cambios son los miles de miedos asociados a las ideas y formas mentales que nos generamos sobre los mismos. Desde un punto de vista energético, todo cambio y transformación se produce sin que ninguna fuerza externa les ponga ninguna etiqueta, y seguro que sois conscientes que algo que una persona ve como bueno, otra ve como malo, y otra más como terrible, y una cuarta como maravilloso, cuando en realidad nunca es ni una cosa ni otra. El cambio siempre es neutro, pues es la tercera energía la que mueve a los opuestos para que se detonen entre si los movimientos necesarios para que los ciclos de la vida sigan funcionando correctamente.

Puesto que las manivelas que giran las ruedas de estas transformaciones constantes están codificadas en la esencia misma de todas y cada una de las partículas de todo lo que existe, la transformación evolutiva tendría que ser un estado natural aceptado por todos nosotros, como parte de los mecanismos que rigen nuestra existencia, y, que no sea así, no es más que otro indicador del poder de los programas de gestión de la psique, y de nuestra percepción de la realidad, insertados en el ser humano. Como dijimos en al anterior post, esto cambiará cuando consigamos que nuestro ser interior y esos otros aspectos más elevados de uno mismo, tomen con mayor frecuencia los mandos del vehículo que usamos, de forma que empezaremos a ver siempre todo cambio y transformación sin etiquetas de bueno o malo, simplemente como lo que es, un proceso, natural, que permite la evolución y aprendizaje de todos los que estamos metidos en este juego de la expansión de la vida y la Creación.

Articulo publicado por David Topi
http://davidtopi.com/

¿Que es la Ascension?

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Ascensión es la VIVENCIA cotidiana de que eres un ser espiritual haciendo una experiencia humana. Ascender es, asumir nuestra identidad verdadera como pura consciencia. Para esto, es necesario alinear nuestra manera de pensar y sentir con el propósito del Alma.

Implica un proceso de paulatina presentación de los miedos más profundos, y su desprogramación y superación, para eso, la vida cotidiana es el escenario elegido.

Es tomar conocimiento de que la consciencia humana está encerrada dentro de una matrix que ella misma convocó para poder luego rescatarse y retornar a su naturaleza verdadera. Esta matrix busca
convencer al ser humano de que es impotente en la creación de su realidad, busca bajar su frecuencia y dominarlo.

Es saber que estamos viviendo en múltiples realidades, planos, planetas, estrellas y dimensiones en cada momento presente.

Y con ese conocimiento sentido, elevar la frecuencia de las partículas del cuerpo, para capacitarlo a recibir energías cada vez más elevadas.La única guía para este proceso, viene de dentro, nos envuelve, y se llama Amor. Es la única energía invencible.

Toda la Tierra, como ser espiritual que es, está en proceso de Ascensión, todo el Sistema Solar, todo lo que existe Asciende, en forma consciente o inconsciente, porque todo retorna al corazón de su Fuente.

En la Tierra, la demostración más palpable del proceso de Ascensión, la está dando el reino animal, borrando todas las fronteras de especies y familias, y envolviendo en Amor a cualquier criatura, sin importar las “diferencias”.

Ascensión es el proceso de permitir el Descenso de nuestro Ser Real al plano físico. A partir de finales del 2017, este proceso se va a acelerar.2016 es el año de preparar una plataforma en la tercera dimensión, que permita hacer un gran salto evolutivo en el 2017. Por eso, 2016, es un año de trabajo y logro, en medio del caos.

Texto extraido de:
www.facebook.com/Portal‐de‐Alana‐223819224358481

Mata el deseo por la comodidad, el deseo por la felicidad, mátalo…

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El titular parece un poco extremo, pero es totalmente acertado y ahora te cuento porque. Hay tres sutras que son básicos para la transformación de la vida, que son muy importantes en cierto modo.

Que significa «sutras».

Los sūtras o suttas son mayoritariamente discursos dados por Buda o alguno de sus discípulos más próximos. Si bien se asocian principalmente al budismo, puede ser utilizada para designar escritos de otras tradiciones orientales, como el hinduismo.

El primero: Sé No‑ambicioso.

Mata la ambición totalmente… A menos que se mate la ambición, permanecerás en desgracia. La ambición es la fuente de todas las desgracias. ¿Qué es la ambición? “A” quiere ser “B”, el pobre quiere ser rico, el feo quiere ser
hermoso. Todos anhelan ser algún otro, algo diferente de lo que son. Nadie está contento consigo mismo. A eso se llama ambición.

No estás contento con lo que eres. Esto es ambición. Entonces tendrás que estar en desgracia, porque no podrás ser ninguna otra cosa. Sólo puedes ser tú mismo; nada más es posible. Todo lo demás es simplemente inútil, dañino, peligroso. Puedes desperdiciar toda tu vida, toda tu existencia.

El segundo: Mata el deseo por la vida…

Mata el deseo por la vida. Las leyes de la vida son muy paradójicas. Si deseas la vida, la perderás. Esa es la manera más segura de perderla. Si deseas la vida, la perderás; pero si no la deseas, te sucederá una vida abundante.
A través del deseo, vas contra la vida. Parece paradójico. Lo es. Esta ley paradójica tiene que ser entendida profundamente.

¿Por qué es que cuando deseas la vida, la pierdes? ¿Por qué? No debería ser así. Lógicamente, matemáticamente, no debería ser así. Si alguien desea la vida, ¿por qué va a perderla? El mecanismo es tal que cuando tú deseas, de nuevo te has ido hacia el futuro. ¡Y la vida está aquí! La vida ya es el caso ‑¿cómo puedes desearla? Sólo aquello que no es, puede ser deseado. Y la vida lo es. ¿Cómo puedes desearla? Ya está; ya está sucediendo.  Mata la ambición totalmente..Tú eres vida.
Y el tercero: Mata el deseo por la comodidad, el deseo por la felicidad, mátalo…

Parece muy oscuro, triste, negando la vida. No lo es. Cuanto más deseas la comodidad, más incomodidad sentirás. Cuanto más deseas la comodidad, más incomodidad estás creándote a ti mismo, porque la incomodidad es relativa al deseo por la comodidad. Cuanto más busques la felicidad, estarás más en sufrimiento. El sufrimiento es una sombra. Cuanto mayor sea el deseo por la felicidad, mayor será la sombra. Pide felicidad y nunca la conseguirás.
Solamente sufrirás frustración.

¿Por qué? Porque sólo hay una manera de estar feliz, y ésa es estar feliz aquí/ahora. La felicidad no es el resultado. Es una forma de vida. ¿Por qué el hombre está infeliz? Ningún animal está tan infeliz, ningún pájaro está tan infeliz, ningún pez está tan infeliz como el hombre. ¿Por qué el hombre está tan infeliz? Porque el hombre desea la felicidad, y los pájaros están felices en este mismo momento; los árboles están felices en este mismo momento. El hombre desea la felicidad; nunca está feliz aquí y ahora. Siempre desea la felicidad y continúa perdiéndola. La felicidad está aquí. Está sucediendo en todo tu alrededor. Permítela que entre dentro de ti.

Sé parte de la existencia. No entres en el futuro. La existencia nunca entra en el futuro; sólo la mente Sé parte de la existencia. No entres en el futuro. La existencia nunca entra en el futuro; sólo la mente lo hace…
Esto es lo que llamo meditación: estar aquí, no moverse al futuro. Ser no‑ambicioso, matar el deseo por la vida, no desear la felicidad. Y entonces estarás feliz y nadie podrá destruir tu felicidad. Entonces será imposible que estés infeliz. Entonces serás inmortal y la vida eterna te habrá sucedido.

En realidad, ya te ha sucedido pero no estás consciente de ella. Entonces estarás pleno. Sin la ambición, estarás pleno y satisfecho.
Eres único. Todo, todo climax de experiencia que haya sido posible a cualquiera, también es posible para ti; pero te sucederá de una manera única. Le sucedió a Buddha, a Jesús, a Moisés, Gandhi, y a muchos más, y también te sucederá a ti. Pero nunca ocurre en la misma forma… No te va a suceder como le sucedió a Buddha. No te va a suceder como le sucedió a Jesús. Te sucederá en una forma
única, individual. Cuando te suceda a ti será absolutamente nueva. El núcleo más profundo de la experiencia será el mismo ‑la misma bienaventuranza, el mismo silencio, la misma iluminación‑ pero en la periferia todo será diferente.

Así que no imites a nadie. Eso es parte de la ambición. No imites a Buddha, no imites a Jesús. Trata de ser tú mismo. Incluso si “tratas” es inútil… Simplemente sé tú mismo. Cuando eres tú mismo, estás abierto a todas las posibilidades, cuando eres tú mismo, toda la existencia comienza a ayudarte.
No estás luchando con ella. Cuando no estás luchando… Esto es lo que significa las palabras CONFIANZA, FE. Cuando no estás luchando, la existencia te sucede. Si estás luchando con la existencia simplemente te estás destruyendo a ti mismo, destruyendo tus posibilidades, tu energía, tu vida, tu existencia. ¡No luches!
Ríndete a la existencia. Acéptate a ti mismo tal como el todo desea que seas, no trates de ser ninguna otra cosa, y la iluminación te puede ocurrir en cualquier momento. En este mismo momento te puede ocurrir; no hay necesidad de esperar.

Inspiraciones de OSHO pequeños extractos.
caminantedelasgalaxias.blogspot.com

El restaurante del universo

Energia-Universal

 

El trabajo del universo es el de dar y nuestro trabajo el de recibir, y recibimos en la medida que estemos preparados para recibir.

Imagínate que estas en el restaurante universal y puedes pedir lo que se te antoje. En este restaurante solo sirven comida para llevar. Sin embargo no tienen los contenedores para llevar la comida a casa puesto que no saben qué cantidad de comida desea llevarse cada persona. Tú debes entonces de acudir a este restaurante con tu propio contenedor y llevarás tanta comida  como capacidad tenga el contenedor que hayas elegido.

Delante de ti hay manjares sin límite de cantidad y tú has llevado un pequeño contenedor en el que no podrás llevarte más que una pequeñísima porción de la abundancia que tienes delante de ti.

Nosotros somos los contenedores y acudimos al universo llenos de limitaciones que nos impiden recibir toda la abundancia del universo.

No puedo, no tengo, no sirvo, no valgo, es imposible, soy un fracasado, soy demasiado mayor, es demasiado tarde, no tengo los conocimientos, no tengo suerte, no me lo merezco, no tengo otra salida, no hay oportunidades, tengo miedo, no sé, todo me sale mal, tengo muy mala suerte, la felicidad no existe, el dinero es solo para algunos afortunados y yo no soy uno de ellos.

¿Cuáles son tus limitaciones?

El universo derrama su abundancia sin límites sobre todos nosotros y cada uno de nosotros recibimos lo que cabe dentro de las paredes de nuestras propias limitaciones.

Podríamos hacer una disertación de cómo estas limitaciones han llegado a ti, a través de la conciencia colectiva y la conciencia individual, y sin embargo esto sería una pérdida de tiempo para ti y para mí.

No importa como estas limitaciones han llegado a ti, lo importante es que seas consciente de cuáles son las limitaciones que te están impidiendo recibir la abundancia del universo y que las elimines.

Lo que paso en tu infancia, hace 20 años o hace tres días no hace ninguna diferencia. Hoy es hoy y aquí debe de estar tu atención y tu energía. Que estas creando hoy es lo importante. Solamente hoy y ahora tienes la oportunidad de transformar lo que creaste ayer.

El único secreto para recibir la abundancia del universo es precisamente liberarse de tus limitaciones, de tus miedos, de los sentimientos negativos que las experiencias del pasado han dejado en tu interior.

La abundancia del universo está ahí para todos sin distinción alguna y es nuestro trabajo y responsabilidad aprender a recibir.

Texto maravilloso de «Scherezade Lozano»ergia-Universal

Los tres filtros de Socrates

Sócrates de Atenas , 470 a. C.-399 a. C.) fue un filósofo clásico ateniense considerado como uno de los más grandes, tanto de la filosofía occidental como de la universal. Fue maestro de Platón, quien tuvo a Aristóteles como discípulo, siendo estos tres los representantes fundamentales de la filosofía de la Antigua Grecia.

Y tenia entre otras cosas, estos tres filtros sobre lo que uno va a hablar:

lostresfiltros-descocrates